Calificar a la gente por su forma de vestir es, sin duda, un error de magnitud. Sin embargo, la presencia externa influye muy decisivamente en todos. Incluso quienes confunden elegancia con jactancia, luego se dejan impresionar por un traje y una corbata. Pero, y aquí está el fallo ¿cuantos/as saben qué traje, qué corbata, o qué jersey, etc., queda mejor a su estética personal y al momento. Hay quien no le da importancia. Sin embargo muchas personas, por ejemplo empresarios, políticos, directivos, artistas... dependen en gran medida de su propia imagen personal. Con todo, la imagen va mucho más allá de la forma de vestir. Está en el comportamiento, en la conversación, en la forma de comer, en la forma de estar, en definitiva. Por todo lo anterior la imagen es tan importante para la empresa. Para cualquier tipo de empresa. Téngase en cuenta que, se cuide o no, se está dando una imagen. Y es preferible dar la mejor posible